sábado, 28 de mayo de 2011

Indignado


Si queremos caminar hacia una nueva era, sería conveniente cambiar al ser humano desde dentro.
Cambiar el exterior no sirve de nada, es como maquillar una cara arrugada, tarde o temprano se redescubrirá el efecto de la vejez.
Mientras se le siga dando énfasis a la riqueza exterior del ser humano, posesiones, virtudes temporales, ansias de poder que hipnotiza en alabanzas a un ganado seducido por ello… Mientras a causa de la falta de riqueza interior sigan existiendo balsas de odio y una gran falta de empatía hacia los demás, seguirá existiendo la injusticia y será imposible solucionar nada.

Realmente, no sé si con justicia o no, a mí no me admira el ingenio, porque se ve que hay muchos hombres ingeniosos en el mundo. Tampoco me asombra que haya gente con memoria, por grande y portentosa que sea, ni que haya calculadores; lo que más me asombra es la bondad, y esto lo digo sin el menor asomo de hipocresía.

En mi opinión, la garantía de un cambio vendría dada por la conversión de los valores interiores del hombre hacia la comprensión de que el ser humano es más de lo que cree ser.

Creo que la clave de un progreso hacia lo que realmente merece la pena en el mundo, hacia la verdadera felicidad debería estar en empezar a proteger de verdad a los más pequeños, que despiertan a este mundo, haciéndonos ver que “Dios” no ha perdido la esperanza por nosotros

Propongo que a la vez que en los colegios se les enseña desde que adquieren uso de razón  a ser productos en serie, organizados y medidos para competir en un feroz mercado laboral y en una vida muchas veces sin escrúpulos, también se les enseñe con gente especializada para ello y visiblemente feliz, que la vida va más allá de lo que los mayores les dicen que es ,

Que les enseñen a desear experimentar la espiritualidad de una vida mágica, de forma que puedan sentirla más que simplemente pensar en ella . y que quieran tener cierto control sobre su práctica o manifestación , más que ir estrictamente a través de un intermediario externo

Esto derivaría a un control sobre la propia expresión de las emociones negativas, la tendencia hacia una gran responsabilidad con los demás, y el fortalecimiento personal

Y que desde todos los demás sitios se les reserve la inocencia a unos ojos que todavía no ven al mundo como un problema, sino como un sueño y un cuento de hadas.
Pues así, cuando todos ellos crecieran lo empezaría a ser.

Carlos R.